Lo lees en 5 minTe has preguntado alguna vez, ¿Qué diferencia hay entre personas exitosas y triunfadoras de las fracasadas? ¿Por qué vemos gente exitosa en los negocios, en el deporte, en su vida, aunque muchos de ellos provienen de la pobreza, de crisis, de situaciones difíciles y aún así salieron adelante?
¿Quieres saber cuál es la diferencia que los hace especiales? Es, sin duda, su percepción y reacción ante el fracaso. Es entender que el ser humano tiene una fuerza y una libertad interior para poder elegir, y elegir avanzar a pesar de los problemas, las crisis y la adversidad.
En este artículo quiero profundizar un poco en el tema del fracaso y el éxito para ayudarte a aprender cómo interpretarlos y enfrentarlos en tu vida.
¿Qué es el éxito?
El éxito es el resultado satisfactorio de lograr las metas y objetivos que realmente queremos en nuestras vidas. Ya sea en nuestro físico, en nuestras finanzas, en nuestras relaciones, en nuestro crecimiento personal o espiritual, etc. Sin embargo, debemos comprender que nada de esto llega de la noche a la mañana, sino que es un camino que debemos recorrer con perseverancia, disciplina y buenas decisiones. Tener esto claro es importante para crear estrategias y caminos que nos lleven a alcanzar ese éxito.
Ahora bien, debemos comprender que en este camino nos encontraremos con diferentes obstáculos, problemas y situaciones adversas. Así, en la vida tendremos que enfrentar decepciones, pero dependerá de nosotros si vemos estas situaciones con una actitud de fracaso y derrota, o bien, las vemos con una actitud positiva de aprendizaje y oportunidad de crecimiento.
Los mil “fracasos” de Thomas Alva Edison
Pon atención a este caso real. Thomas Alva Edison fue un genio y reconocido inventor a finales del siglo IX. Dentro de sus inventos más recordados está la bombilla eléctrica o ampolleta como se conoce hoy en día. Sin embargo, durante su proceso de invención tuvo más de mil intentos fallidos. Esto hizo que un día uno de sus discípulos le preguntara el por qué persistía en el invento si ya había fracasado 1.000 veces. Edison respondió: “No son fracasos, he conseguido saber 1000 formas de cómo NO se debe hacer una bombilla”.
¿Cuál es nuestra actitud ante el fracaso?
Uno de los grandes libros que me ayudó a entender este tema para ver el “fracaso” como parte del proceso natural hacia el éxito, es “El Lado Positivo del Fracaso” del gran experto en liderazgo John C. Maxwell. En este libro pude comprender que, lo que realmente diferencia a una persona que consigue lograr sus metas de una que se queda en la mediocridad, es su capacidad de percepción y su reacción ante el fracaso. Es decir, es cómo percibimos, de qué manera reaccionamos y qué actitud tenemos cuando pasamos por malos momentos.
“La diferencia entre las personas comunes y las que consiguen el éxito, es su percepción y respuesta ante el fracaso.” John C. Maxwell
Encontraremos el lado positivo del fracaso en la medida de que lo aceptemos como parte del proceso natural de la vida y obtengamos el aprendizaje esperado. Debemos comprender que en la vida siempre habrá alguna crisis económica, un mal momento sentimental, un proyecto personal que no resultó, etc. Lo importante es cómo le hacemos frente a la adversidad y con qué actitud tomamos acción para salir adelante.
¡Cambia de actitud hoy mismo y alcanza el éxito!
Una persona con mala actitud ante el fracaso corre el riesgo de estancarse con pensamientos del siguiente tipo: Culpar a los demás, expectativas poco realistas, sentir miedo por errores del pasado y, finalmente, decidir renunciar al pensar “soy un fracaso”.
Por tanto, el desafío es encontrar el lado positivo del fracaso al pensar de la siguiente forma: entender que el fracaso es parte del proceso y nunca es definitivo, asumir responsabilidades, aprender de los errores, dejar atrás el pasado, ajustar las expectativas inmediatas, tomar riesgos, nunca renunciar y mirar de forma positiva lo que está por delante.
¿Cómo reaccionamos cuando vienen los problemas cómo crisis sociales o pandemias? “No voy a poder salir de esto, no estoy seguro, no sé si me la pueda”. O bien “Aquí me reinvento, de ésta voy a salir adelante, ¡vamos que se puede!”.
Nuestra actitud y nuestra reacción ante el fracaso, va a determinar en quién nos vamos a convertir. Los argumentos están; la respuesta está en tus manos.
“Tú no eres fracasado, solamente lo serás cuando tú mismo te lo digas, no antes”
